¿Es acaso esto necesario para llegar a amar realmente?
Conocerme a mí mismo me permite predecir mi actuar, controlar mis
emociones y evitar algunas situaciones. Sin embargo conocerme completamente es
imposible y lo que me genera son falsas seguridades, me estanca y supone una
habilidad para esconder lo que siento y para actuar como otros desean pudiendo
convertirme un ser hipócrita y deshonesto, cosa que no deseo.
Lo mismo ocurre al conocer a otros, ya que vemos de los otros lo
que estos nos dejan ver. Cuando alguien guarda lo que siente, se guarda las
razones de sus propias acciones, no permite al otro que lo entienda y
comprenda, anula toda conexión afectiva, lo cual en algunos casos, como lo es
para mí, genera una gran curiosidad.
A mi modo de ver, el mundo debería ser una hoja de papel que
todos pudiéramos leer y entender, o al menos aquella parte de este
donde nos vemos sumergidos. Es por ello que procuro ser abierto y comprensivo,
aunque no puedo evitar ser calculador y absurdamente analítico.
Tan extremo es este análisis a veces que me obsesiono por los
detalles, por las expresiones, por los escenarios, obviando muchas veces que
todos somos humanos, y que por más que lo queramos evitar, no solo actuamos
racionalmente sino instintivamente y otras tantas impulsados
por influencias externas.
Es en este pequeño grupo de formas de actuar en que mi yo
calculador se regocija y engríe, pues es muy común que mis comentarios tengan
un fin fijo pero con doble sentido, ambigüedades poco o muy notorias,
según mi conveniencia, en búsqueda de la respuesta influenciada a la que
someto al que me escucha o incluso haciéndole creer que la mía fue de
igual tipo.
Es quizás por esto que alimento mi locura pues suelo analizar las
conversaciones, como si las emociones que esconden pudieran ser extraídas de
una única palabra, de un único gesto, y muchas veces así es.
Cuan peligroso me es esta actitud ante la vida se puede ver ante
una conversación en la que me empeño en participar al notar la hipocresía, la
indiferencia, o el repudio por parte de mi interlocutor, solo para darle
motivos reales o buscando eliminar sus cotas metales al manifestar tales
sentimientos. Sin embargo este proceso me destruye emocionalmente, mientras
racionalmente me fortalece y me llena.
Aplicad todo lo anterior a los sentimientos que se creen
correspondidos y veréis cuan dolorosa puede resultar una mirada baja,
un simple sonreír de lado, un pestañeo largo acompañado de una ligera
respiración, para hacer que mis emociones exploten en duda, en desespero y mi
curiosidad se convierta en el cuchillo que busque extraer las respuestas que
apuñalan mi ser; por más que mi yo analítico prevea todo el escenario y reconozca
las motivaciones del actual ajeno, mi yo sentimental se retuerce y llora, no
cree, se bloquea e idealiza mis relaciones con el mundo de aquella forma
proteccionista que tanto daño me hace...
Pd. Escrito el 6 de Abril de 2010
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