Hasta ahora no te había escrito a tí, y no porque no me faltaran frases para decirte, momentos para describir o sentimientos explosivos por dejar salir. Simplemente había acumulado todo lo anterior en busqueda de otra manera de expresarlo, mediante canciones, mensajes cortos, llamadas llenas de vida, y momentos a tu lado para atesorar.. Hoy esta acumulación de sentimientos desborda todos mis límites y me hace volver a escribir...
Cuan interesante empezó todo, como un cuento o una fantasía... nos conocimos en un evento fortuito del que quizas ninguno esperaba nada especial, una simple ceremónia de ritual sin trasfondo mayor que la apariencia para quienes lo organizaban, pero que para nosotros era un pequeño reconocimiento a algo en lo que nos destacabamos individualmente... Desde que cruzamos miradas nos interesamos el uno al otro, tu pensando quizas en lo desubicado que me encontraba y yo pensando en lo impulsiva que te mostrabas... que ironía que tal encuentro nos haya llevado a hablar y a querer conocernos en medio de tantas miradas y tantas otras posibilidades... sin embargo el día que nos conocimos nos eramos ajenos pues nuestros corazones estaban atados...
Cada uno continuó su camino sin mayor cambio, salvo el querer saber del otro de vez en cuando, fortuitamente, una frase de saludo, un comentario inocente entre tantos que podiamos leer a diario, como amigos, simples buenos amigos por las circunstancias.
Este ligero contacto nos mantenía expectantes, sin esperar realmente nada, cada cual se enteraba de los problemas del otro y de su situación, y de repente se dió el momento en que ambos estuvimos sin compromiso sentimental alguno, e incluso un poco reacios a intentar algo nuevo.
El contacto se volvió mas continuo al sentirnos a gusto con el otro, hablabamos de nuestras espectativas, de nuestros sueños, de la sociedad, de los problemas diarios, del trabajo, de los viajes, de los lugares por conocer... hablabamos de cuando nos conocimos y de "que hubiese sucedido sí"... Invertiamos hasta nuestras horas de sueño y nuestras últimas energías, las cuentas de celular se dispararon y los planes especiales se agotaban, sin internet que nos hiciera fácil conversar y estando muy lejos para podernos ver... todo para mantenernos imaginando juntos... Imaginar llena el corazón de ilusión y vacía la mente de todo prejuicio, y fue así como nuestra terquedad a una nueva oportunidad cedió...
No sabíamos con certeza que esperar, pero nos aventuramos a dejarnos llevar y juntamos esfuerzos para podernos ver... Yopal!!! Ja! quien diría que yo iba a terminar pasando un fin de semana allá solo para poder volverte a abrazar como lo hiciera de despedida el día en que nos conocimos...
No sabría explicar las miles de sensaciones de ese fin de semana: Verte al final de la escalera al volverte a ver y sentir mi mente en blanco, pero mi corazón palpitando de emoción; darte un beso pequeño por la sorpresa pero luego con corage unir mis labios con los tuyos y perder el aliento; sentirme completamente ajeno a todo a mi alrededor, excepto a ti; disfrazarnos y juguetear a la japonesa y el vampíro; caminar por las calles, comer un helado, ir a cine; ir a un bar a charlar abrazados y que decidieramos aceptar lo evidente: nos arriesgaremos a vivir esta locura juntos y a enfrentar la distancia en kilometros para mantener juntos nuestros corazones; abrazarnos hasta el nuevo día; despedirnos para enfrentar mi partida... Fue simplemente espectacular!
De esto ya han pasado 6 meses y para mí es como si fuera ayer, solo recordarlo hace palpitar de nuevo mi corazón y me recuerda que prometimos enfrentar las adversidades, procurando entendernos y mantenernos locos el uno por el otro...
TE ADORO, MI PULGA!